Lago Atitlán
El Lago Atilán en Guatemala es uno de los lagos más bellos del mundo. Atilán en el idioma nauhalt significa “el lugar donde el arcoiris obtiene sus colores”. Lugares naturales con una belleza y poder impresionantes tienen significados sagrados para los mayas y este lago volcánico es uno de dichos lugares. Dos independientes naciones mayas – la Kaqchiquel y la Tz’utujil– viven en docenas de aldeas costeras. Hay un yacimiento arqueológico que colinda con el lago llamado Chuitinamit, también conocido como Chiyá, que sirvió como la capital de la gente de Tz’utujil por unos 150 años, comenzando desde el año 1400 d.C. Tres volcanes grandes, los aún activos Atilán y Tolimán, y el extinto San Pedro, enmarcan la enorme extensión de las aguas azules. La rica tierra fértil de la cuenca y las laderas apoyan la agricultura de los frijoles, las cebollas, los tomates, la calabaza, el ajo, las fresas, los aguacates, los chiles, los pepinos, el café y la distintiva pitaya. Los habitantes tradicionalmente intercambiaban sus productos en el mercado en el pueblo cercano kaqchikel llamado Sololá. El Lago Atilán se ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados del país. Sin embargo, no siempre fue el caso. En 1958, para atraer más turistas a través de pesca recreacional, se introdujeron en el lago róbalos negros que no son nativos de la región. Esto comenzó una reacción en cadena de consecuencias devastadoras. Las especies no nativas a la región han causado la extinción de peces y aves locales y la contaminación elevada de la industria turística ha contribuido a poner en peligro este único tesoro natural y cultural.